"Si huyes de esto, huiras de todas las batallas que tengas que librar en tu vida.
Es ahora o nunca"(C.S.Lewis)
"Hay que aprender de la República y también de sus errores"
"Hay que aprender de la República y también de sus errores"
El último libro de Rafael Escudero, "Modelos de Democracia en
España", establece una comparación entre las dos constituciones que han
marcado la historia española, sin olvidar su relación con la crisis
económica e institucional que acompaña nuestros días. "Si los
dirigentes actuales echaran la vista atrás verían que los dirigentes
republicanos fueron valientes, capaces de enfrentarse a la realidad que
estaba destruyendo España"
El libro nació en unas circunstancias diferentes a las que se dan ahora
cuando se ha publicado, fue un encargo que me hizo Manuel Fernandez
Cuesta cuando era editor de Península, recientemente fallecido antes de
verano. Me encargó este libro en 2007, en el que comparasemos la
Constitución de la República con el régimen politico actual, ya que
habia un intento del entonces partido en el Gobierno, el PSOE, de
reivindicar los preceptos de la República pero sin tocar la Monarquía.
El objetivo inicial era comparar para ver en que se parecian y en que
se diferenciaban pero con la llegada de la crisis todo cambió, se puso
de manifiesto también una profunda crisis institucional que afectó al
libro y ahora se pretende, siguiendo con la idea inicial de comparar,
poner de manifiesto esos puntos de la Constitución actual que nos han
llevado a la situación en la que estamos y volver la mirada a la
situación republicana para ver qué aspectos son importantes, nos pueden
ayudar, para un futuro proceso constituyente que tiene que darse en
España.
¿Qué aspectos de la Constitución del 31 se han perdido en la del 78 y podrían ayudar a la situación actual del país?
Para empezar, la creencia en que la Constitución "es algo más que un
texto jurídico", como decía Manuel Azaña, en que es el resultado de un
equilibrio de fuerzas de una sociedad, es la forma en la que sentar las
bases sobre las que queremos construir una determinada sociedad. El del
31 es un texto radicalmente transformador, que buscaba romper con la
España de la época, mientras que por otro lado la Constitución del 78 es
de transición, quieren mantener el estatu quo, pasar a una democracia
formalmente representativa pero sin que quienes conservaron el poder y
los privilegios durante el franquismo los pierdan.
La Constitución del 31 tiene más elementos de democratización y de
participación ciudadana, de lo que llamamos hoy 'democracia directa',
que no contiene la del 78. Nosotros tenemos un poder claramente escorado
hacia el Gobierno, que dirige todo, mientras que la Constitución
republicana hacía recaer el poder en el Parlamento.
En cuanto a derechos, la Constitución del 31 era rompedora, contenía
derechos sociales, partía de la base del principio de igualdad
hombre-mujer, igualdad formal y material entre ambos sexos. Nuestra
Constitución en cambio es muy timorata, es más, algunos derechos
sociales como la vivienda y el trabajo no son derechos exigibles ante
los tribunales, son meramente principios rectores.
En cuanto a la educación, la República planteaba un modelo de educación
pública obligatoria, en el 78 tenemos, en cambio, un modelo de educación
concertada donde el Estado subvenciona algunos colegios privados e
incluso religiosos. Este es otro punto importante, la relación
iglesia-estado; la Constitución del 31 planteaba un Estado laico, donde
la religión quedaba fuera del espacio público, sin embargo, la del 78
plantea un modelo de Estado no confesional pero donde se dice que los
propios poderes públicos deben mantener relaciones de cooperación con
las iglesias y en concreto con la iglesia católica.
¿Qué diferencia el proceso constituyente de la Constitución republicana de la monárquica?
Hay que tener en cuenta que la diferencia fundamental es que el proceso
constituyente del 31 nace cuando las opciones republicanas ganan las
elecciones y el rey se marcha del país, por tanto es un proceso de
ruptura, rompe con toda la situación anterior y se realiza en el
Parlamento donde se crea una comisión parlamentaria y esas cortes se
convierten en cortes constituyentes , unas cortes creadas "a doc",
específicamente para ello.
Mientras que por otro
lado, la constitución del 78 nace de un pacto entre una parte de la
oposición antifranquista y los propios grupos de poder que provienen del
franquismo. Es decir, por una parte tenemos una ruptura y por otra
tenemos un pacto, una transición; y esto determina su contenido y cómo
se hizo el proceso.
Según usted, entonces, ¿tiene la crisis política y ética de la monarquía unos fundamentos constitucionales?
Por supuesto que sí. El problema está en que durante estos años de
falsa riqueza, de bonanza, no afloraron estos problemas, pero cuando
viene la crisis y la burbuja inmobiliaria se ha pinchado, es ahora
cuando echamos un vistazo a la Constitución actual y vemos que no nos
ayuda, que no sirve para ayudar al pueblo.
En ese
momento, crear una corona completamente impune que no tienen que rendir
cuentas a nadie, con poderes que no tienen reflejo en responsabilidad
alguna, pues no pasaba nada, es ahora cuando vemos los fastos de la
Monarquía, cuando nos damos cuenta de que si hubiéramos tenido otro
sistema quizás esto no hubiera pasado. A parte que si somos demócratas,
deberíamos serlo hasta el final y la institución primera del Estado, no
puede estar elegida conforme a unas leyes genéticas. Tal y como se
estructuró el sistema, es ahora, años después, cuando vemos las
consecuencias.
Rafael Escudero / Foto: Marta Jara
¿Podrían aprender algo los
dirigentes políticos actuales de la Constitución Republicana para dar
una respuesta a la situación de España?
Sí,
primero, como he comentado antes, la necesidad de saber que la
Constitución es un elemento a partir del cual transformar la realidad,
es un instrumento que puede imponer normas. Si los dirigentes actuales
echaran la vista atrás verían que los dirigentes republicanos fueron
valientes, capaces de enfrentarse a la realidad que estaba destruyendo
España, y cambiar radicalmente la situación a través de una Constitución
que puso los mimbres para una ciudadanía crítica, igualitaria,
responsable y una sociedad mucho más justa.
El
pueblo también debería echar la vista atrás para recordar la experiencia
republicana que fue olvidada con la Consitución del 78 que se nos
presentó como algo excelente. Y también, teniendo en cuenta las
manifestaciones por parte de dirigentes del Partido Popular de este
verano comparando la bandera falagista con la republicana y asemejando
los regímenes, para aprender lo que realmente significó; hay que
aprender de la República y también de sus errores.
¿Podría aportar algo la Constitución Republicana al debate de Cataluña?
En líneas generales el punto más defectuoso de la Constitución del 31
fue la cuestión territorial. La España moderna siempre se ha movido
entre el centralismo y las autonomías , pero la opción española solía
ser siempre la centralista y la República no fue capaz de enfrentar
radicalmente la cuestión territorial y lo que intentó fue una especie de
solución intermedia que no satisfizo ni a unos ni a otros, que fue lo
que llamaron el Estado Integral, que significaba conjugar el principio
de soberanía del estado central con autonomía de las regiones que así lo
solicitaran.
La República intentaba conjugar el
modelo de autonomías con el modelo centralista y no supo atacar
realmente la cuestión territorial. Además, los pocos avances que hubo en
materia de descentralización fueron arrasados por el franquismo
posteriormente. La Constitución del 78 copia esto de la del 31 por lo
que desde ninguna de las dos se puede abordar el tema de Cataluña.
Según
lo que comenta en su libro sobre la crisis y su fundamento
constitucional, ¿tienen los recortes en educación y cultura también una
base constitucional?
Una base constitucional
exactamente no, sino que la Constitución no impide que se produzcan
estos recortes. Hay que tener en cuenta que salvo la educación, los
derechos sociales en la Constitución del 78 no son derechos, aunque se
llaman así 'retóricamente', en realidad son principios rectores de la
política social económica, porque no generan obligaciones para los
poderes públicos, no tienen ataduras, se ven libres para recortar en lo
que quieran, incluso en educación.
Y aquí está el
problema, las constituciones nacieron para proteger al ciudadano frente
al poder público, establecieron líneas rojas que los gobernantes no
podían sobrepasar, y en materia de derechos sociales nuestra
Constitución no establece límites, con lo que el Gobierno puede dedicar
los recursos a lo que quiera y si decide recortar en educación
universitaria, dado que además esta no forma parte de la educación
pública gratuita y obligatoria, pues recorta.
En cuanto a la recuperación ética de la política, ¿podría ser también
un tema constitucional y encontrarse en la Constitución del 31 alguna
solución a la que recurrir?
Sí,
fundamentalmente en los mecanismos de control, porque en la Constitución
Republicana se ejercen más y lo que la ciudadanía está demandando ahora
mismo es un control a los gobernantes más allá de las elecciones
periódicas cada equis tiempo.
España sigue siendo el
único país de la UE que no tiene una ley de transparencia y rendición
de cuentas. Ahí estaba clara una vez más la opción de la Constitución
republicana por el parlamentarismo, pero sin embargo ahora nos
encontramos con que cada equis tiempo tenemos unas elecciones donde un
sistema electoral profundamente mayoritario y nada proporcional
determina que dos partidos controlen las instituciones y además esos dos
partidos controlan no solo el Gobierno y el Parlamento sino que
controlan todas las instituciones, se reparten los cargos entre los dos
partidos mayoritarios sin que los ciudadanos tengamos voz ni voto en
ello.
Aquí una vez más, deberíamos volver a la
experiencia republicana para ver como concebía el rol del gobernante,
los mecanismos de control que se establecían, e intentemos impulsarnos
en ese futuro sistema que más tarde o más temprano tendrá que venir.
En el libro se habla también de los avances en materia de igualdad que
se hicieron durante la República y de cómo ahora se está volviendo a un
"nuevo resurgir del patriarcalismo", ¿a qué cree que se debe?
Pasa lo mismo que con los derechos sociales, no tiene un fundamento
constitucional pero no hay un límite en la Constitución, puesto que se
apostó todo al concepto de igualdad formal (art. 14 de la C.E.), y esto
se ha demostrado claramente insuficiente porque el hombre y la mujer en
la sociedad española no parten en posición de igualdad. Tenemos una
desigualdad de partida, en materia laboral, educativa, en materia
política,etc. Entonces claro, un principio de igualdad formal ante una
situación real de desigualdad, no soluciona el problema, sino que
necesita, y seguimos necesitando, políticas de igualdad real.
En los últimos años se han empezado a aprobar algunas políticas, pero
aún así las cifras de violencia de género son alarmantes, siguen
subiendo y la desigualdad en las empresas no se reduce. Por tanto, la
acción legislativa no es suficiente y si el texto costitucional no
obliga a realizar politicas reales de igualdad, esta igualdad no se va a
producir nunca y menos mientras gobierne el Partido Popular. Y es
normal que dada la situación de crisis, desempleo, desestructuración y
pobreza del país, resurja ese patriarcalismo.
Entonces para usted, ¿cúal es la solución a los problemas que vive España ahora mismo?
Primero hay que generar una conciencia ciudadana, es decir, en términos
del comunista italiano Gramsci, "generar hegemonía", necesitamos que en
la sociedad se vaya extendiendo la concepción de que necesitamos una
sociedad y una ciudadanía democrática, abierta, participativa,
responsable, e igualitaria. Una vez tengamos esa conciencia entonces
será necesario abrir un proceso constituyente porque el sistema actual
se resquebraja por los cuatro costados.
Rafael Escudero compara en 'Modelos de Democracia...' las cartas de 1931 y 1978
Luis Alemany | Madrid
¿Alguien se recuerda a sí mismo en alguna clase de Derecho
Constitucional en 2000 o 2001? Por entonces, la economía española crecía
un 5% anual y los profesores de la facultad (los buenos, los que llenaban las clases) decían que la Constitución de 1978 era una muy buena herramienta. Al cabo de 13 años, España está donde está y hasta el Partido Socialista dice que la Constitución es parte del problema. "La Constitución de 1978 nació como un texto de transición, que
permitió transitar hacia una democracia formalmente representativa en el
marco de un sistema económico capitalista sin que los sectores que
durante la larga dictadura franquista controlaron los resortes del poder
político y económico dejaran de mantener sus privilegios. Después,
durante los años de la burbuja, todo quedaba en segundo plano al calor
del crecimiento económico. Una sociedad con pies de barro. De repente
nos dimos cuenta de que derechos como el trabajo o la vivienda
-presentes formalmente en el texto constitucional- desaparecían sin que
pudieran ser alegados ante ningún órgano del Estado, tribunales
incluidos; de que las decisiones económicas las adoptaban entidades como
la troika, el Banco Mundial o el FMI, casi sin pasar por el parlamento;
de que la política real la decidía el Banco Central Europeo, que
incluso ordenó por carta una reforma constitucional para limitar el
gasto público; de que el bipartidismo (obra de un sistema electoral
profundamente injusto y nada proporcional) controlaba tanto el
Parlamento como el resto de las instituciones del Estado (Defensor del
Pueblo, magistrados del Tribunal Constitucional, consejos de
administración de empresas públicas, etcétera), sin dar agua ni escuchar
a las opciones minoritarias; de que nuestro sistema democrático no
contaba con espacios de democracia directa, sino que todo había de pasar
por el cauce institucional del Parlamento y los partidos políticos.
[...] Todo ello hace que el completo entramado jurídico-constitucional
sea hoy fuertemente cuestionado al causar una profunda indefensión ciudadana frente a lo que juristas como Luigi Ferrajoli llaman los 'poderes salvajes'". Rafael Escudero Alday, profesor de Filosofía del Derecho en la
Universidad Carlos III de Madrid, se explica en un correo electrónico.
Escudero acaba de publicar el ensayo 'Modelos de Democracia en España.
1931-1978' (Editorial Península), un juego de espejos entre la
Constitución de la II República y la de nuestra Transición que, en el
fondo, es una manera más de intentar entender el momento en el que vivimos.
No merecería la pena
"Necesitamos un nuevo texto que apueste de forma clara por
transformar esta realidad que hoy no se sostiene. Crecen los problemas
institucionales, sociales, territoriales... y necesitamos que desde la
ciudadanía se empuje a los políticos tradicionales (que son mayoría en
el Parlamento) para poner en marcha un proceso de transformación radical hacia
una sociedad donde se promueva la resposabilidad y la participación
activa de la ciudadanía en política, con instrumentos de control y
ordenación de la actividad económica por parte de las instituciones
políticas democráticamente elegidas. En suma, una sociedad abierta,
libre e igualitaria; lo que deseaban los republicanos del 31". ¿Era una buena Constitución la de 1931? Según Escudero, la República
emprendió su proyecto transformador ("si la República no hubiera venido
para mudarlo todo, no merecería la pena haberla traido") a partir de
"una Constitución valiente, que incorporara instrumentos que permitieran
avanzar hacia esa sociedad deseada. Y para ello se fijaron no tanto en
el constitucionalismo histórico español, sino en las modernas
constituciones que estaban aprobándose en la Europa de entreguerras. El
resultado fue una Constitución que en términos de democracia, libertades
públicas y derechos sociales era perfectamente comparable a las de los
países de nuestro entorno. Pues bien, es este espíritu de transformación
de las estructuras políticas y sociales el que le falta a la
Constitución de 1978. Cuando todo parecía que iba bien desde el punto de
vista económico, este lastre no se notaba. El texto de 1978 era perfecto para mantener el 'statu quo'.
Pero ahora, cuando la crisis económica pone en jaque al sistema, es
cuando se notan realmente sus defectos y, sobre todo, las premisas
ideológicas desde las que fue concebida". "Allí donde la Constitución de 1931 establecía mecanismos de
democracia directa, el constituyente español de 1978 se limitó a generar
una tímida democracia representativa donde no hay mecanismos de democracia directa.
El referéndum es meramente consultivo y debe ser convocado por el
presidente del Gobierno; o, por citar otro ejemplo, no es posible la
figura del referndum derogatorio o abrogatorio, por el que la ciudadanía
puede echar para atrás una ley aprobada en el parlamento. Allí donde la
Constitución de 1931 apostaba por el papel de los derechos humanos
-incluidos los derechos sociales- como garantes de la ciudadanía, el
texto de 1978 cataloga derechos sociales como la vivienda o el trabajo
de meros "principios rectores de la política sociel y económica".
Resulta inconcebible que en pleno siglo XXI una persona no pueda acudir a
los tribunales para exigir el cumplimiento de estos derechos antes los
poderes públicos. Difícilmente puede hablarse de democracia sin la
protecció real que estos derechos sociales".
Jaula de grilllos
La sanción real, en 1978. | EL MUNDO
Sí, pero: la historia de la República está llena de episodios
caóticos, no pudo terminar su proyecto y acabó violentamente. Podemos
ser más o menos críticos, simpatizar más o menos con ella, pero fracasó.
¿Qué parte de esa frustración está en su Constitución? Escudero empieza
protestando por el uso de la palabra fracaso. "La República no fue un
fracaso. A la República la hicieron fracasar sus
enemigos, quienes no aceptaron la pérdida de sus privilegios [...]. Sus
enemigos defendían una España cerrada en sí misma, centralista,
católica, rancia y jerarquizada. Desde sus premisas, poderes y
privilegios era claro que nunca cederían voluntariamente a las
pretensiones de igualdad, laicismo y democracia que estaban detrás del
espíritu republicano. Así, desde el primer momento de la llegada de la
República, no cejaron en su intento de acabar con ella. Ya lo intentaron
durante el Gobierno de las derechas, de la CEDA, en los años del 'bieno
antirrepublicano' de 1933 a 1935. Y después, en 1936, con el golpe de
Estado que puso fin a la República y que trajo consigo una de las
dictaduras más terribles que la historia ha conocido". Entonces, formulemos la pregunta de otra manera: si en la España de
2013 casi todos estamos irritados con el la representatividad del
sistema, en la España de los años 30 el problema era el contrario: los gobiernos eran débiles y el Congreso, una jaula de grillos.
¿No hay un punto medio? "[Apostar por el sistema republicano] es tener
clara la opción por una democracia más directa y participativa. Es un
punto de radicalidad democrática al que no podemos ni debemos renunciar.
Esto implica, con carácter previo, romper esa idea de que la democracia
directa, la participación ciudadana y los referendos contribuyen al
caos, al desorden y a la inestabilidad política. Es una idea propia de
la derecha europea y estadounidense de los años 70, trasladada a la
actual Constitución española, que buscó excluir el mayor número de
materias del debate ciudadano. Sobre todo, las materias económicas. Bajo
los eufemismos de gobernablidad y gobernanza, se ensayaron toda una
serie de teorías que buscaban reducir los espacios de decisión al máximo posible,
arguyendo que sobre las cuestiones económicas debían decidir sólo
aquellos que supieran del tema: expertos, técnicos, etcétera. Este fue,
por ejemplo, un argumento que se escuchó durante los días de agosto de
2011 en que se reformó la Constitución española para rechazar que la
reforma fuera sometida a referéndum. Se alegó que la materia objeto de
la reforma (el tema del gasto público y del déficit) era muy técnica y
especializada como para que la ciudadanía -los 'profanos'- se
pronunciara. En suma, este argumento de la gobernabilidad es el viejo sueño de los liberales hecho realidad: excluir a la ciudadanía de las decisiones políticas de carácter económico, monetario y fiscal". "Frente a esta opción", continúa Escudero, "la República (y las
constituciones europeas de entreguerras) apostaron por lo contrario: por
fomentar la participación y ampliar el número de espacios públicos. Es
la opción por la democracia directa, por el fomento de la participación
ciudadana como condición necesaria para aumentar el grado de compromiso
d elos ciudadanos con las instituciones. En este contexto, no debe
verse como algo negativo el hecho de que haya más opciones políticas
diferentes, sino todo lo contrario. Primero, porque reflejará fielmente
el pluralismo político de las sociedades contemporáneas; y segundo,
porque obligará a contar con las minorías, a hacerles partícipes del
juego democrático más allá de ese 'derecho a la tribuna' con el que
cuentan ahora".
Azañistas y compañía
Madrid, 1931. | Marín
Siguiente pregunta. Siempre se dice eso de que la República, tal y
como fue formulada, respondía al proyecto de una minoría reformista no
marxista. El puñado de burgueses regeneracionistas y cultos que vivían en Chamberí y acompañaban a Azaña.
¿Nos sentiríamos cómodos con su Constitución todos aquellos que en 2013
tenemos mezcladas en la cabeza ideas que proceden de la tradición
liberal e ideas que proceden de la socialdemocracia? "La República no
fue un proyecto de una minoría más o menos ilustrada, como lo prueba el
hecho de que su llegada contara con el apoyo masivo de la población. En
este sentido, su Constitución fue un pacto para generar un mínimo común y
un punto de partida desde el que desarrollar principios, valores y
políticas reformistas que se manifestaran en la actuación de los poderes
del Estado y en la propia conciencia de la ciudadanía. No era un texto
utópico o irreal, sino a lo máximo que se podía llegar por esta vía en
la España de la época. Hoy podemos mirarnos en el espejo de los
republicanos y de su obra legislativa más importante, la Constitución de
1931. Precisamente para comprobar cómo es posible articular
jurídicamente una propuesta de cambio de este sistema escasamente
democrático y fuertemente capitalista en que vivimos. La crisis ha
demostrado el fracaso de este sistema y del modelo individualista de
sociedad que lo soporta. Analizemos y estudiemos la experiencia
republicana no para recordar un pasado que nunca volverá, sino para
buscar ahí un referente que nos permita construir una sociedad y un país más avanzados en términos políticos y sociales". "El contenido del texto constitucional de 1931", continúa Escudero, "respondía a los postulados clásicos del liberalismo progresista de la época.
Nada hay en sus páginas que llame a la revolución, a la ruptura de
España o al ateísmo, por citar los fantasmas tradicionales de la
derecha. Lo que pasó, simple y llanamente, es que ésta no estaba
dispuesta a ceder ni uno solo de sus privilegios"
España se rompe
Falta por considerar el asunto territorial/nacional. "Si hubiera que
señalar el punto más defectuoso del texto de 1931, ese es sin duda el de
la articulación territorial del Estado. Los republicanos fueron
incapaces de resolver la cuestión territorial, otra de las cuestiones
que se repiten en la historia de la España moderna. Puestos a elegir
entre centralismo y federalismo, optaron por lo primero. La fórmula
elegida en 1931 fue la del Estado integral, una fórmula que buscaba
mantener la unidad del Estado y permitir que aquellas regiones que así
lo deseasen alcanzaran niveles de autonomía política. La idea era integrar la diferencia en la unidad con el objeto de reforzar la soberanía del Estado.
Y así se desarrolló un modelo territorial en el que las regiones que
así lo deseasen podían acceder a la autonomía y tener competencia sobre
ciertas materias. Pero siempre que así lo autorizara el Parlamento
central, el cual debía aprobar el correspondiente Estatuto de autonomía,
como sucedió en el caso catalán". "Resulta sorprendente que desde algunos sectores de la derecha se
achaque a este modelo del Estado integral el intento de romper España,
cuando fue precisamnte todo lo contrario. La Constitución daba
prevalencia al poder del Estado frente a las regiones, lo que provocó
fuertes críticas de las comunidades históricas: Cataluña, País Vasco y
Galicia. Como muestra de esta preferencia por el poder del Estado
central, baste señalar la cláusula de cierre del sistema,
según la cual todas aquellas materias no reconocidas a las regiones en
sus estatutos serán competencia propia del Estado central". "Lejos de ser desterrado de la vida política, el centralismo ocupó en la República todavía un lugar destacado.
[...] La Constitución de 1978 recogió la figura del Estado integral
como modelo para su Estado de las autonomías. Y recogió también su
fracaso: el sistema territorial actual no sólo no satisface a muchos,
sino que además ha conseguido aumentar las diferencias entre los
ciudadanos de las diferentes comunidades".
La Constitución española de 1978 es la norma suprema del ordenamiento jurídico del Reino de España, a la que están sujetos los poderes públicos y los ...
La Constitución española de 1931 fue aprobada el 9 de diciembre de 1931 por las Cortes Constituyentes tras las elecciones generales españolas de 1931 que...
Nota : pongo estos tres refranes para que el lector tenga cuidado con lo que lee. Es muy facil manipular a la gente, todo el cuidado es poco. Hay que CUESTIONARSE lo que se lee, CONTRASTARLO y luego CADA UNO DEBE LLEGAR A SUS PROPIAS CONCLUSIONES.
** Soy un EMPRESARIO JUBILADO que me limito al ARCHIVO de lo que me voy encontrando "EN LA NUBE" y me parece interesante. **
** Lo intento hacer de una forma ordenada/organizada mediante los blogs gratuitos de Blogger. **
** Utilizo el sistema COPIAR/PEGAR, luego lo archivo. ( Solo lo INTERESANTE, según mi criterio). **
** Tengo una serie de familiares/ amigos/ conocidos (yo le llamo "LA PEÑA") que me animan a que se los archive para leerlo ellos después. **
** Los artículos que COPIO Y PEGO EN MI ARCHIVO o RECOPILACIÓN (cada uno que le llame como quiera), contienen opiniones con las que yo puedo o no, estar de acuerdo. **
** Si te ha gustado la publicacion, lo mejor que debes hacer es ir al blog/pagina del autor y DEJAR UN COMENTARIO. En mi blog no puedes dejar comentarios, pero si en el del autor. **
** Cuando incorporo MI OPINIÓN, la identifico CLARAMENTE, con la única pretensión de DIFERENCIARLA del articulo original. **
** Pido perdon por MIS limitaciones literarias. El hacerlo mejor (no mucho) me cuesta dedicarle MAS TIEMPO, y la verdad es que (ademas de no tener tiempo) tengo poca paciencia, por ello, y nuevamente, pido disculpas por las susodichas limitaciones. **
** Mi correo electrónico es vredondof (arroba) gmail.com por si quieres que publique algo o hacer algún comentario. **
** Por favor! Si te ha molestado el que yo haya publicado algún artículo o fotografía tuya, ponte en contacto conmigo (vredondof - arroba - gmail.com ) para solucionarlo o retirarlo. **