La República de Botsuana, famosa por una torpe cacería del rey Juan Carlos, era una antigua colonia británica y también uno de los países más pobres del mundo. En 1966 se independizó y desde entonces, una mezcla de buen gobierno y de prudente explotación de sus riquezas naturales le ha permitido ser el país con mayor crecimiento económico del mundo. Más que China. Ha crecido a una tasa del 9% anual.
El fenómeno atrajo la atención de dos economistas que lo pusieron como ejemplo en un libro que se convirtió en un súper ventas: Por qué fracasan los países (Deusto). Acemoglu y Robinson, los autores, dijeron que se basaba en el respeto a la propiedad privada y en la democracia.
Pero hay algo más que los dos economistas no mencionaron tanto: en la lucha contra la corrupción. Botsuana ocupa el lugar número 30 en el índice de los países menos corruptos del mundo, según Transparencia Internacional (pinchar aquí en el mapa interactivo). Está mejor que España, que ocupa el 40. Nos dan lecciones, a pesar de que es un país más pobre que España.
¿Y cómo lo hacen?
Sabiendo que la corrupción es una lacra mundial, el gobierno de ese país africano creó hace tiempo un Departamento contra la Corrupción y el Crimen (cuyo logo encabeza este post). En su página web colgó esto que deberían leerse muchos políticos españoles.
Las personas se corrompen debido a:
· La pobreza extrema y la oportunidad. Una persona no puede ser corrupta a menos que haya una oportunidad de ser así.
· La falta de liderazgo, especialmente en los líderes, ya sean funcionarios públicos de alto nivel o los mejores hombres de negocios.
· La avaricia y la deshonestidad. Incluso las personas ricas pueden corromperse.
· La falta de estándares éticos o códigos de conducta que las personas prontas a actuar con integridad.
· Creer que no van a ser capturados y que, incluso si se detecta, no serán castigados.
· La competencia cuando hay insuficientes bienes y servicios.
Para combatir la corrupción, este departamento anima a los habitantes a denunciar la corrupción a través de su página de Facebook, llamadas telefónicas o cualquier otro medio. Más o menos como un Wikileaks.
Pero eso no es fácil porque quienes denuncian pueden ser objeto de persecución. Para ello, el gobierno de Botsuana ha creado algo así como una ley de ‘whistleblowers‘, es decir, una ley para proteger a los soplones.
En la sección 45A de la Ley contra la Corrupción y los Delitos Económicos, dice así: “…se tipifica como delito cualquier acto o amenaza a un informante Departamento contra la Corrupción y el Crimen, de modo que cualquier persona condenada en virtud de esta ley será castigada con una multa de 10.000 pulas [1.500 euros] o cinco años de prisión, o ambas”.
¿Y cuáles son los costes de la corrupción?
En la web del departamento viene una descripción tan contundente que nos debería estremecer a todos. Dice:
La corrupción tiene resultados devastadores tanto para los individuos y la sociedad. A nivel nacional la corrupción engendra una miseria incalculable incluyendo lo siguiente:
· Socava el desarrollo.
· Ignora el juego limpio y la calidad del trabajo.
· Los beneficios económicos solo son disfrutados por las personas con pocos escrúpulos.
· La corrupción constituye un obstáculo importante para la democracia y el Estado de Derecho.
· Agota de la riqueza nacional.
· La corrupción obstaculiza el desarrollo de las estructuras de mercado justas y distorsiona la competencia, disuadiendo a la inversión.
· Crea la pobreza.
· Socialmente, la corrupción socava la confianza de la gente en el sistema político y en su liderazgo.
· La corrupción es el origen de las guerras y los conflictos.
El texto termina así:
“A nivel mundial, afecta a las vidas de las personas de muchas maneras diferentes. En los casos más terribles, la corrupción cuesta vidas; en los demás casos, afecta a la libertad, a la riqueza y a la salud”.
¿Se puede decir más claro?
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